“…Pregón costalero. Pregón comprometido, original y cargado de sentimientos. Las expectativas fueron cubiertas con creces en la mañana del XXV Pregón de
la Semana Santa Montellanera. En el XXV Aniversario de
la Agrupación de los Hermanos del Costal, y como no podía ser de otra manera se trataba de un año en el que el elegido pregonero tendría la obligación de transmitir a su pueblo lo que siente el costalero bajo las trabajaderas cuando ofrece su penitencia como señal de fe hacia Cristo y su Santísima Madre. Y como no pudo ser de otra manera,
la Agrupación volvió acertar con la designación de la persona para esta ocasión.
Sones de “Hermanos Costaleros”, rompieron el murmullo generalizado del publico presente en
la Capilla de
la SAFA. Había llegado el momento esperado. El momento de desvelar si presentador y pregonero, podían devolver con sus palabras la confianza depositada en ellos.
Con paso decidido y aparentemente sereno, Antonio Luque, el presentador, se dirigió al atril. Con su peculiar tono de voz tañó sus primeros compases de presentación haciendo extensiva a la concurrencia la promesa realizada por el pregonero una veintena de años atrás, “Antonio, tú serás mi presentador llegado el momento”. Repasó el discurrir de la vida de su amigo y “hermano”, sin caer en la monotonía de referir su curriculum vitae de una manera sosa ni fría, sino todo lo contrario de una manera amena e incluso tan emotiva que consiguió arrancar los primeros síntomas de emoción en el pregonero y en muchos de los presentes.
A continuación, tras las notas de la marcha “Amarguras”, magistralmente tocadas por la banda municipal, tocaba el turno a quien celosamente había guardado su tesoro cofradiero durante meses. En su voz una dedicatoria sentida, emocionante y plagada de recuerdos infantiles y de toda una vida en la que la figura de su difunto padre siempre estuvo presente.
A continuación…
Pregón costalero, que no pudo olvidar ni inicios de
la Agrupación, ni a sus dirigentes, ni capataces, ni compañeros de faja y costal. Pregón costalero, que supo transmitir momentos inolvidables de su paso bajo las cuadrillas Sevillana y Montellanera. Pregón costalero, que elogió tradición familiar de padres e hijos, de hermanos y de amigos medidos bajo un único y mismo rasero. Pregón costalero, que elogió en su justa y merecida medida cada momento más relevante del transitar de los pasos de nuestra Semana Santa.
Pregón comprometido, desde la narración de su paso por hermandades y el mundo del Costal. Pregón comprometido, por el quehacer del pregonero hacia nuestra Semana Grande, y pregón comprometido, por su apuesta y confianza de un futuro sembrado y trabajado por todos los cofrades de Montellano.
Pregón original, en su composición. Magistralmente, convirtió su pregón en rezo y su rezo en pregón. De manera milimetrada supo encajar la oración que Jesús, nos enseñó para dividir acertadamente cada una de sus partes. Pregón original, en su formato de ida y vuelta, sin dejar atrás los merecidos reconocimientos hacia esas personas presentes, ausentes y que moran entre los sones de una marcha celestial, que le rodearon y que le rodean. Pregón original, por su cadencia al ser leído y pregonado, y pregón original en su culminación, ya que su pregón no podía terminar con el consabido “he dicho”. Su pregón debía terminar con la voz de mando de capataz, ¡A ésta es!
Pregón cargado de sentimientos, por el recuerdo a los que nos abandonaron, dejándonos su impronta y su huella. Pregón cargado de sentimientos, por la confesión pública de un hombre que se olvidó de sus tablas como orador para ofrecerse con sinceridad y a pecho descubierto sus sentimientos y emociones. Pregón cargado de sentimientos, que pasará a los anales de
la Semana Santa Montellanera, porque nadie podrá olvidar el pregón de Francisco Salazar, en la mañana del 10 de Abril del 2011.
“…Y que lo sepa el mundo entero,
Al abrigo de la sierra
Grito “agarrao” a mi costal:
¡Soy costalero y Montellanero!”
